PRESENTACIÓN

Los archivos son los depositarios de la memoria de los pueblos, por lo tanto la divulgación de sus fondos contribuye a la recuperación de la misma. Por ello el Archivo Municipal de Plasencia pretende acercar a los ciudadanos el patrimonio documental placentino a través de pequeñas muestras mensuales de documentos municipales, testimonios de nuestro pasado que nos irán ilustrando sobre aspectos inéditos o menos conocidos de nuestra historia.

DOCUMENTO DEL MES. DICIEMBRE 2021.

Instancia de Joaquín Martínez solicitando licencia para actuar en el teatro de la ciudad de Plasencia.

Ciudad Rodrigo, 1824, abril, 5.

Legado Miguel Sánchez-Ocaña

TRANSCRIPCIÓN

“Ciudad Rodrigo, y Abril 5 de 1824.

Sobre comedias.

          Sr. Dueño de la Casa de Teatro de la Ciudad de Plasencia: En virtud de haver formado mi compañía en esta Plaza y no haver tenido el honor de poder trabajar el año anterior en esa ciudad, por mas instancias  que hice desde la villa de Béjar, y conociendo que esta es la unica temporada que se puede trabajar en esa Ciudad, estimaría fuese admitida mi Compañía; pues por la lista que acompaño conocerá que se podrá dar gusto a ese vecindario y usted quedar complaciente y con honor.

          Desearé me avise su determinación sea con el si ó con el no, para tomar las determinaciones correspondientes.

Paselo usted bien y mande a su afectísimo Q.B.S.M.

          Joaquin Martinez

Lista de los individuos que componen la compañia Dramatica que ha formado su autor Joaquin Martinez.

Directores de la Scena

Manuel Balero y Domingo Fenoquio

Compañía de Bayle

NOTA INFORMATIVA

En este mes de diciembre de 2021, donde intentamos recuperar la normalidad en todo lo posible, el Archivo Municipal mostrará como documento del mes,  una instancia de D. Joaquín Martínez de 5 de abril de 1824, solicitando al Ayuntamiento de Plasencia licencia para actuar en el teatro de la Ciudad con su compañía de teatro. Se adjunta a la instancia la lista de las personas que integran dicha compañía.

En tiempos anteriores a este, Plasencia había demostrado una admirable afición a las representaciones teatrales. En la época renacentista los dominicos y jesuitas rivalizaban entre sí por entretener a los placentinos con obras dramáticas, que los estudiantes mismos, bajo la supervisión de sus profesores, representaban en ambos colegios universitarios. Más adelante, hacia la década de 1660, Plasencia contó con un Corral o Patio de Comedias, que estaba adscrito al Hospital de la Merced, a cuyos fondos iban a parar los beneficios de las funciones y, al igual que éste, pertenecía al patronato municipal.

En 1812 tras las sucesivas ocupaciones francesas el Patio de Comedias de la Merced quedó en muy mal estado y el Ayuntamiento decidió cerrar los portales de dicho Hospital y Patio para que no sirviera de alojamiento de vagabundos y malhechores. Antes de acabar la Guerra de la Independencia, en 1813, se acometió su rehabilitación, que costó trescientos ducados. Los dueños de palcos y el propio Ayuntamiento contribuyeron a mejorar las condiciones materiales y de equipamiento del Patio, término que ya empezó a reemplazarse por el más moderno de Teatro. El Patio de Comedias placentino respondía estructuralmente al prototipo clásico de corral que aún puede verse en la ciudad manchega de Almagro.

Los palcos eran ocupados por las autoridades, la nobleza y los personajes pudientes de la Ciudad. Así el Marqués de Mirabel llegó a tener cuatro palcos.

Las compañía dramáticas, tan abundantes en aquellos tiempos, contrataban con el Ayuntamiento, que autorizaba las funciones y las obras que iban a representarse. Estas compañías solían llegar después de Pascua de Resurrección y actuaban hasta bien entrado el otoño.  La mala fama de los Cómicos de la Legua obligaba a adoptar severos acuerdos acerca de la conducta moral de actores y actrices, cuya honestidad vigilaba el Ayuntamiento.

En estos teatros el desorden era la nota dominante. Se fumaba, se bebía, y desde los corredores y palcos era usual el arrojo de salivazos, cáscaras, frutas, etc. Durante las funciones se juntaban las mujeres y hombres, pese a estar prohibido y disponer guardias que los controlasen, pasando hombres a la zona exclusiva de las mujeres, y estas al patio general. Además los gritos y alborotos eran frecuentes en el teatro. El Ayuntamiento dictaba bandos que intentaban poner disciplina a los asistentes, con multas y severas penas a los que infringían lo establecido en los bandos. Asimismo sirvió el teatro de marco ideal para proclamas y agitaciones políticas en determinados momentos.

Los precios eran populares con el fin de que asistiesen a las funciones el pueblo llano, que solía acudir masivamente cerrándose las taquillas cuando se llenaba el teatro.

Hasta 1838 encontramos en funcionamiento este teatro, en que se había transformado el antiguo Corral o Patio de Comedias, que permaneció vinculado benéficamente al Hospital de las Llagas. La aplicación de las normas desamortizadores será la culpable de la decadencia definitiva del mismo en poco tiempo.