Documento del mes. Noviembre 2018

PRESENTACIÓN

Los archivos son los depositarios de la memoria de los pueblos, por lo tanto la divulgación de sus fondos contribuye a la recuperación de la misma. Por ello el Archivo Municipal de Plasencia pretende acercar a los ciudadanos el patrimonio documental placentino a través de pequeñas muestras mensuales de documentos municipales, testimonios de nuestro pasado que nos irán ilustrando sobre aspectos inéditos o menos conocidos de nuestra historia.

DOCUMENTO DEL MES. NOVIEMBRE 2018.

 

Discurso del rey Fernando el Católico del [11 de julio] de 1515 confirmando ante las Cortes castellanas reunidas en Burgos su decisión de incorporar a la Corona de Castilla el reino de Navarra.

Este documento forma parte de las Actas de Cortes celebradas en Burgos del 7 de junio al 11 de julio de 1515.

 

Transcripción:

Habla quel rey nuestro señor hizo a los procuradores de cortes en la çibdad de Burgos.

Yo e deseado y me huelgo de hablaros a todos juntos como a todo el Reyno pues lo representays y ansy vos quiero dezir como yo e vysto y proveydo todas las cosas que generalmente aveys suplicado con muy buena voluntad porque por my yndispusicion no e podido mas. Yo trabajare por lo hazer de muy buena voluntad y tanbien os quiero decir, como ya sabeys, con quanta voluntad y amor yo e mirado el bien y onra destos Reynos, y trabajado por la conservacion de la sucesion del prinçipe, my nyeto; y ansy tengo proposyto de lo hazer myentras la vida me durare, de que cabsa algunos no me tienen buena voluntad por no los aver consentido tomar lo de la corona real. Y a esta my voluntad y proposito no a dañado el casamiento que el prínçipe, my nieto, hizo con la cuñada del rey de Françia, segund dizen, y no tiene el la culpa si no aquellos que lo goviernan de su señorio, sin lo hazer saber a su ahuelo de parte de su padre ni al ahuelo de parte de su madre, ny a la reyna, my hija, que avia de dezir primero, porque el enperador me enbio a dezir con su secretario al lugar de Ventosilla como ese casamiento se avia hecho sin lo saber el, y todo en mengua suya y mia y de la reyna, my hija, su madre, y mucho en daño de la suçesyon del prinçipe, my nieto, que le perteneçe de la reyna, my hija y tanbien de,la mia; y esto no lo sé sino por la via de Roma, que me enbiaron çierta capitulaçion que se asentó con el rey de Françia, mucho en daño y perjuyzio del prinçipe, my nieto, y de su suçesion, casandose e adebdando con el rey de Françia, seyendo enemigo del enperador, su ahuelo, y myo e de la reyna, my hija; y todo esto no a quitado ni quita la buena voluntad que yo e tenido e tengo de le aumentar y conservar su suçesion y señorio, como aveis visto en lo de Navarra, que la e dexado por suçesyon destos Reynos para el prinçipe, mi nieto, porque aunque no tenga al presente hijos podria me los dar Dios. E vos dicho esto para que sepays todo lo pasado y conoscays my voluntad y proposyto, y para que ansy lo digays a vuestras çibdades.

 

NOTA HISTÓRICA

Ahora que se cumplen más de quinientos años de la segunda visita del rey Fernando el Católico a Plasencia (29 de noviembre al 27 de diciembre de 1515), es la ocasión de mostrar el último discurso que pronunció en las Cortes Castellanas.

Estas estuvieron reunidas en Burgos desde el 7 de junio al 11 de julio de 1515. En ellas se aprobó legalmente la incorporación del reino de Navarra a la Corona de Castilla. Aquel reino, debilitado tras una larga guerra civil, fue ocupado casi sin resistencia por el Duque de Alba en 1512, aunque la Baja Navarra ultrapirenaica continuó como reino hasta su anexión por Francia a finales del siglo XVI.

En este documento, “habla que el Rey Nuestro Señor hizo a los procuradores de Cortes”, Fernando V va desgranando una serie de asuntos que habían afectado a su regencia en los últimos tiempos. Así, al aludir a “my yndispusiçion” se refiere a los continuos achaques que venía sufriendo en su salud por las hierbas que tomaba con la esperanza de lograr sucesión con la reina Germana de Foix, su segunda esposa, tras el nacimiento y muerte del hijo de ambos, Juan, en 1509. Esta cuestión de los afrodisiacos nos fue relatada por algunos cronistas de la época, entre ellos el placentino Galíndez de Carvajal, quien en su MEMORIAL o Registro Breve de LOS REYES CATÓLICOS cuenta que «un potaje que le fue dado en Carrioncillo, cerca de Medina, para exercitar la potencia, le había causado aquel mal (…), con sabiduría de la Reyna Germana, su segunda Muger, porque deseaba mucho parir del Rey, por haver la sucesión de Aragon y Napoles».

Prosigue el rey su alocución refiriéndose a la sucesión del príncipe Carlos, su nieto, y al engrandecimiento de los reinos que él había procurado, a pesar de que «algunos no me tienen buena voluntad por no los aver consentido tomar lo de la corona real», aludiendo así a los conflictos con algunos magnates de la alta nobleza castellana que no habían visto con buenos ojos su regencia, expresando en sus palabras el nuevo concepto de monarquía autoritaria y centralizadora que se había ido forjando ya desde el siglo XV.

Asimismo muestra el rey su disgusto por la camarilla flamenca que asesoraba a su nieto Carlos, en la que destacaba, en opinión del estudioso Manuel Fernández Álvarez, el codicioso y corrupto Guillermo de Croy, Señor de Chièvres, el cual había maniobrado hábilmente para conseguir en enero de 1515 que el emperador Maximiliano I accediera a que se adelantase la mayoría de edad de su nieto Carlos, finalizando la regencia de su tía Margarita y asumiendo el príncipe todo el poder en los Países Bajos. Chièvres se mostró abiertamente inclinado a una alianza con Francia, persistente enemiga de la Corona de Aragón. En esta línea francófila, sin el conocimiento y consentimiento de la familia paterna y materna, se concertó el matrimonio de Carlos con la princesa Luisa de Francia, cuñada del rey de Francia, «sin lo hazer saber a su ahuelo de parte de su padre, ni al ahuelo de parte de su madre, ny a la reyna, my hija, que avia de dezir primero (…), todo en mengua suya y mia y de la reyna, my hija, su madre, y mucho en daño de la sucesyon del prinçipe, my nieto;  (…) y esto no lo sé si no por la via de Roma que me enviaron çierta capitulaçion que se asentó con el rey de Françia, (…) seyendo enemigo del enperador, su ahuelo, y myo e de la reyna, my hija». Según se desprenden de sus palabras esto debió de molestarle bastante pues la política matrimonial de alianzas con otros reinos había sido una de las piezas claves de la diplomacia del reinado de los RR. CC.

Continuaba el rey aseverando «y todo esto no a quitado ni quita la buena voluntad que yo e tenido e tengo de le aumentar y conservar su suçesion y señorío, como aveis visto en lo de Navarra que la e dexado por suçesyon destos Reynos para el príncipe». Esta afirmación es inexacta ya que se sabe que el día antes de fallecer en Madrigalejo, sus asesores, entre ellos Galíndez de Carvajal, terminaron de convencerle para que modificase el testamento que había dispuesto en abril de 1515 a favor de su nieto Fernando, al cual profesaba un enorme cariño, por el que le otorgaba la gobernación de la Corona de Castilla pues desconfiaba que el príncipe Carlos, ausente en tierras extranjeras, viniera a asumir su gobernación. A este cambio de parecer testamentario también debió de influirle la visita que le hizo Adriano de Utrecht, deán de Lovaina y preceptor del príncipe Carlos, en Abadía en diciembre de 1515, conjurándose todos para evitar una nueva guerra civil en la Corona de Castilla.

Por último, con la esperanza de poder tener hijos con la reina Germana, «porque aunque no tenga al presente hijos podría me los dar Dios», finalizaba su intervención «E vos dicho esto para que sepays todo lo pasado y conoscays my voluntad y propósito, y para que ansy lo digays a vuestras çibdades». Se entiende por tanto que, si bien el reino de Navarra quedaba unido a la Corona de Castilla y no a la de Aragón, su esperanza en tener nueva descendencia podría haber frustrado la unión de los reinos peninsulares.