DOCUMENTO DEL MES
DOCUMENTO DEL MES DE ENERO DE 2025
Expediente instruido a instancia de D. Eduardo García-Monge y Moreno para apertura de una farmacia en la calle del Rey nº 2.
Plasencia, enero de 1911
Como los años pasan rápido y los meses no digamos, ya está aquí el año 2025, y nosotros seguimos con la actividad de difusión de los documentos del Archivo Municipal. Este mes de enero el documento a exponer será un expediente administrativo del mes de enero del año 1911 para la obtención de licencia de apertura de farmacia.
Eduardo García-Monge y Moreno, hijo del ilustre Eduardo García Monge, solicita establecer farmacia en la calle Marques de la Constancia nº 2, actual calle del Rey, para lo cual presenta ante el Ayuntamiento de Plasencia instancia adjuntando título de licenciado en farmacia, croquis del local destinado a oficina de farmacia, catálogo de los medicamentos simples y compuestos que tiene dispuesto para el surtido de la botica y relación de los aparatos, instrumentos y vasos que posee para el servicio farmacéutico, resultando interesantes para propios y ajenos este catálogo y útiles de botica.
Tras presentar el interesado su solicitud el 9 de enero de 1911, el alcalde designó para llevar el caso al farmacéutico más antiguo del partido, Tomás Manzano Arenas, de Cabezuela, titulado desde 1872, debido a la incompatibilidad por parentesco del subdelegado local de Farmacia, Eduardo García Monge. Se nombra asimismo a los médicos Victoriano Montero Gómez y Narciso Díaz y al veterinario municipal Nemesio Burgueño Luengo para visitar el local y dar el visto bueno. El día 17 de enero de 1911 los tres testigos junto con el alcalde Juan Barona, el Subdelegado de Farmacia interino Tomás Manzano y el Secretario del Ayuntamiento David Domínguez realizaron la inspección del local, medicamentos, e instrumentos para elaborarlos, quienes constataron el cumplimiento de las ordenanzas de 1860. Finalmente, el mismo día, el alcalde emitió el decreto que autorizaba la apertura pública de la farmacia en la Calle del Marqués de la Constancia nº 2, quedando formalizado el proceso.
Llama la atención el extenso catálogo de medicamentos que se incluye en el expediente, formado en gran parte por ingredientes naturales, el motivo es que la mayoría de los medicamentos no venían prefabricados, los farmacéuticos, eran responsables de elaborar fórmulas magistrales en el laboratorio siguiendo las indicaciones médicas, para lo que usaban ingredientes naturales, como plantas y compuestos químicos, junto con herramientas como morteros, balanzas y alambiques para preparar los medicamentos. Y de este otro significado de farmacia como almacén y laboratorio de productos medicinales vienen los términos de botica (del griego almacén) y boticario que antiguamente se utilizaban como sinónimo de farmacia y farmacéutico y que nos encontramos indistintamente en el documento.
Oportuno será ahora hacer una breve aproximación histórica sobre la farmacia, palabra que deriva del vocablo griego “pharmakon”(remedio), sin embargo, el deseo de curar la enfermedad ha existido desde los principios de la humanidad. Los orígenes de la farmacia se sitúan hace miles de años en Mesopotamia donde se han encontrado los testimonios de fármacos más antiguos como un texto farmacéutico de 2100 a.C.
La utilización de sustancias medicamentosas ha sido una herramienta esencial en el progreso y desarrollo de las civilizaciones. Antes del desarrollo de medicamentos como tales, las soluciones para paliar los problemas de salud se centraban en la utilización de lo que ofrecía la naturaleza, mezclando conocimiento con “remedios mágicos”. Pese al gran desarrollo que se dio en las civilizaciones antiguas, las nociones animistas, religiosas y mágicas sobre la enfermedad y su tratamiento perduraron, aunque la actividad farmacéutica era importante.
En el mundo clásico se empezó a tener una visión más racional del mundo, destacando Galeno, considerado el padre de la Farmacia.
En la Edad Media había preocupación por aspectos como la relación existente entre la forma de administración y el modo de acción de los medicamentos.
En el Renacimiento aparecieron los primeros herbarios impresos, publicándose en 1498 el "Recetario florentino", considerado la primera farmacopea del mundo.
Durante el siglo XVII comenzó una revolución intelectual que culminó en el siglo XVIII, surgiendo un primer texto denominado "farmacopea", dirigido a profesionales farmacéuticos. Las farmacopeas se convirtieron en esta época en un símbolo de la intervención de los gobiernos para la protección de la salud pública. Se les consideraba claves para la salud pública y el medicamento dejó de ser un producto de consumo. Sin embargo, las bases científicas de la Farmacia como la entendemos hoy, tienen sus orígenes en el siglo XVIII. En este periodo adquirió especial interés el estudio de la botánica y la historia natural, bases de la Farmacopea.
El siglo XIX fue una época de gran desarrollo científico, que tuvo su impacto en el campo farmacéutico. Asimismo se comenzaron a producir fármacos de origen sintético, lo que derivó en la irrupción del medicamento fabricado industrialmente durante los años de cambio del siglo XIX al XX. Esto obligó a un cambio radical en la actividad del farmacéutico.
La industrialización del sector farmacéutico durante el siglo XX promovió la división entre la fabricación de medicamentos, la distribución y la dispensación. Esto condujo a que la elaboración de fórmulas magistrales en las farmacias pasara a tener una representación pequeña en el conjunto de su práctica. En definitiva, la profesión farmacéutica ha evolucionado constantemente a medida que ha ido cambiando la medicina, el conocimiento, la ciencia y el comercio.
En España no comenzaron las primeras enseñanzas de farmacia hasta el siglo XIX e incluso hasta esa época, para poder abrir una farmacia, denominadas en aquel entonces como boticas, el aprendiz tenía que formarse trabajando en la farmacia de un boticario establecido a lo largo de 4 años aproximadamente.
Transcurrido ese período, debía someterse a un examen mediante el que tenía que demostrar cómo servía y asistía en la farmacia ante el Real Tribunal del Protomedicato. Este tribunal era un cuerpo técnico encargado de vigilar el ejercicio de las profesiones sanitarias.
El siguiente paso importante en la Historia de la Farmacia se dio en 1755 cuando se creó el Real Jardín Botánico de Madrid. Donde los mancebos y los oficiales podían acudir para instruirse en la profesión. Aun así, el paso resultó un poco escaso porque aún no se podían realizar planes más específicos de formación.
La impartición de Farmacia de forma oficial llegó cuando las Reales Ordenanzas de 1804 dispusieron la creación del Colegio de Farmacia en Madrid, lugar en el que por fin se comenzaron a impartir estos estudios con carácter oficial.
Fue unos años más tarde, con el regreso de Fernando II a España, cuando el citado colegio cambió su denominación a la de Real Colegio de Farmacia de San Fernando y a partir de entonces se fundaron “réplicas” de este centro en Barcelona, Sevilla y Santiago.
Finalmente, se llegó a la cima de la consolidación en el año 1845 al aprobarse un nuevo plan de estudios y la Farmacia se incorporó ya como disciplina integrada en el contexto de las demás Facultades universitarias.
Por la evolución histórica de la farmacia desde la Edad Antigua, la Edad Media, Contemporánea, etc., si comparamos el farmacéutico de la Antigüedad con el de hoy, podemos confirmar que sigue siendo un experto en el medicamento que ha sabido adaptarse a cada etapa satisfaciendo correctamente las necesidades de la sociedad, ahora sí, mucho más informado, formado, especializado, informatizado…
Transcripción.
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